Dias agotadores
Llevo un par de semanas agotadoras, desde que he vuelto a mi lucha contra las fuerzas del mal, tenemos que prestar al pequeño McKlow a los abuelos, para que cuiden de él mientras nosotros no estamos en casa.
Antes de salir debo meter al enano en el coche, ir a casa de uno de los abuelos, dejarlo allí, y luego ir a Barad-dûr, a seguir currando.
Y lo peor no es madrugar, porque madrugo mucho, sino el máldito coche, no olvidemos que vivo en Coruscant, la capital del Imperio, donde el tráfico puede sacar de sus casillas al mas templado de los Jedis. Enfrentarse todos los dias con el tráfico de esta máldita ciudad y sus obras es algo sumamente irritante. Sobre todo con el malvado emperador Gallardón, haciendo boquetes cada dia en sitios distintos, buscando que ninguno de los posibles trayectos que hago esté libre de zanjas.
Es triste pensar que mi unico momento de relativa calma, cuando el estress desciende, es en el trabajo.
Pero no acaba aqui la cosa, luego vuelvo a casa de los abuelos a por el pequeñe, para ir los dos de nuevo a nuestra morada a intentar descansar, pero claro, no iba a ser todo tan facil, pues aparcar cerca de mi casa es toda una aventura por si misma, sobre todo si pretendes cumplir con la ley, si no te importa aparcar en doble fila, sobre la acera, en un paso de cebra o en una parada de autobus, aaaah, ¿donde estara Juez Dredd cuando lo necesitas?
Y por fin llegamos a casa, donde le doy el biberon al enano, y pretendo acostarlo para ver si yo puedo intentar hecharme una siestecita, corta de no más de 40 minutos, pero no, entonces el pequeñe quiere juerga, y no hay quien pare, hasta la hora en la que una siesta puede confundirse con acostarse muy pronto.
Y así uno y otro y otro dia, hasta que llegue Septiembre, y una nos permita aprovechar un poquillo más el tiempo, eso si, a cambio de un modesto diezmo...
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